Antes de entrar en el centro del laberinto taxonómico es útil conocer las reglas que rigen la nomenclatura botánica. Por lo menos algunas de ellas.
El Código Internacional de Nomenclatura Botánica (conocido como ICBN por sus siglas en inglés) es el compendio de reglas que rigen la nomenclatura taxonómica de los organismos vegetales.
El nombre de una planta es elegido por su descubridor,o mejor dicho por su descriptor botánico, pero para que sea botánicamente válido, tiene que adaptarse a todas y cada una de las reglas del ICBN. Las fundamentales son las siguientes:
- que el taxón sea inédito, es decir, que no haya sido nombrado antes.
- el nombre debe ser latinizado, es decir, convertido al latín.
- Debe estar asociado a una descripción completa y a un ejemplar tipo.
- Para que el nuevo nombre sea válido debe ser publicado en una revista reconocida.
- Un ejemplar de la planta tipo debe ser herborizado y conservado en el herbario de alguna institución reconocida.
El nombre científico de una planta es binomial, formado por dos nombres, llamados epíteto genérico(el género) y epíteto específico (la especie).
El nombre del género siempre se debe escribir empezando por una mayúscula y la especie en minúscula.
El conjunto de reglas es muy extenso y muy detallado. Para profundizar en ellas es imprescindible leer el ICBN.
Los nombres científicos de las plantas deben ser latinizados ( también las palabras del griego clásico y las vernáculas) y para esto también hay unas reglas precisas.
El nombre del género debe ser un sustantivo en singular. Puede ser un nombre en honor de una persona (p.e. Miqueliopuntia), de una zona geográfica (p.e. Brasiliopuntia), de una característica morfológica (p.e. Pterocactus), etc.
Cuando se utiliza el nombre de una persona para usarla como epíteto genérico se siguen las siguientes reglas para latinizarlo:
- si el nombre termina en vocal se le añade una "a".
- si el nombre termina en consonante se le añade la terminación "ia".
El nombre de la especie, el epíteto específico, puede ser un sustantivo o un adjetivo.
Se puede referir a una característica de la planta, p.e. al número de espinas (Opuntia monacantha, O. polyacantha, etc). A su habitat o procedencia: O. antillana, O. durangensis, etc. En honor a una persona: O. bensonii, O. engelmannii, etc.
Cuando el nombre de la especie está formado por varias palabras, estas se unen en una sola o se unen por medio de un guión: p.e. O. ficus-indica.
Los nombres en conmemoración a una persona se latinizan siguendo unas normas muy sencillas. Leyéndolos entenderemos por qué unos nombres terminan el una "i" y otros en dos, por ejemplo.
- Si el nombre o apellido de la persona termina en una vocal que no sea la "a", se le añade una "i".
-Si termina en "a" se le añade una "e".
-Si termina en consonante que no sea "er" se le añade "ii". P.e. Pterocactus hickenii u O. bensonii
- Si termina en "er" se le añade una sola "i". Por ejemplo Pterocactus fischeri o Tephrocactus weberi.
- Si el nombre se usa como un adjetivo, la terminación debe coincidir con el género.
- En ocasiones, si el epíteto especifico referido a una persona termina en "o", se le añade la terminación "ana". Por ejemplo Opuntia Elizondoana y O. bravoana.
Los botánicos pronuncian el latín según las normas fonéticas usadas a partir de la edad media por la iglesia católica:
Por ejemplo:
- los diptongos "ae" y "oe" se leen como "e".
- la "ph" como "f"
-La "ch" como "k".
Si alguno quereis profundizar en esta cuestión os animo a leer las
lecciones hipertextuales de botánica de Rafael Tormo Molina.
Todas las fotografías son de mi propiedad. Bajo licencia Creative Commons, se permite su uso no comercial, citando la fuente y el autor. Gracias.
